A diario salgo a caminar por mi cabeza.
Me calzo mis sentidos
y recorro en círculos.
A veces
quisiera romper el cráneo
y salir a pasear afuera,
pero luego
me doy cuenta
que si me escapo
ya no quedará nada en mí.
Los caminos
quedarían desiertos
las huellas se borrarían,
y los sentidos
olvidados
buscarían otra cabeza.
martes, 13 de mayo de 2008
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