jueves, 8 de mayo de 2008

El Misterio Amarillo

Dejamos atras, perdido,
el misterio amarillo.
Nos revolcamos en el calor de un volcán
apagado.
Si supieramos sembrar las cenizas
cosecharíamos nieblas de nieve,
pero el blanquecino despertar del iris
se raja al contacto con la sal,
y no podemos,
no podemos volver a bajar al cielo.
Un día bello vendrás
y me matarás,
si es que antes yo
no te doy la vida.

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